LA SIGUIENTE CARICATURA…
es de principios del siglo 20 y muestra lo que, desgraciadamente, es la pobre imagen que han dado los magos ineptos a lo largo del tiempo.
No hace falta que traduzca lo que dice el mago ya que se entiende perfectamente lo que está ocurriendo. Vemos que el mago actúa en una especie de granero de mala muerte, sobre una tarima de tablas desiguales y su mesa es un cajón. Tiene el brazo metido hasta el hombro en un sombrero en busca del conejo que se ha escapado por una tabla suelta. El público está compuesto de niños, unos perplejos, otro riendo y una que se retira enojada con la patética actuación del mago. Mientras tanto, el payaso, desde detrás de una sábana que hace las veces de telón, trata de avisarle al mago que el conejo se ha escapado del cajón. El mago, a todo esto, muestra una cara de no entender lo que está pasando ni donde está el conejo. Verdaderamente triste.
Gran parte de mis primeros años los viví luchando con esta imagen tan negativa que los medios de comunicación tenían de los magos. Cuando un mago salía en una película era el bufón al que todos los trucos le salían mal. Para nada ayudaban actos como el de Ballantine, mago renegado, quien al no tener éxito como mago «normal» (que lo fue en sus inicios), no encontró mejor idea que «crear el personaje» del mago torpe e inútil. Te pongo una muestra en el siguiente video:
Sí, la gente se ríe, pero es porque este nefasto artista y su «personaje» venía a confirmar lo que habían dicho al público los medios de comunicación desde años antes. No tengo que decirte que Ballantine fue un artista renombrado, admirado incluso por magos más que despistados que no se daban cuenta del daño que hacía esta imagen estereotipada del mago torpe por la cual nos juzgaban a todos.
En Inglaterra tenían a Tommy Cooper, otro que representaba el papel del mago torpe. Tuvo enorme éxito con el público y esto quizás se explique por lo que ya dije: que confirmaba en el público la idea estereotipada del mago torpe. No contento con promover la imagen del mago torpe e inútil, para hacer reía más al público, Tommy Cooper solía revelar muchos de los trucos que presentaba. Sin embargo, que yo sepa, los magos no se lo reprochaban y las casas de magia le seguían vendiendo trucos mágicos a sabiendas de que en alguna próxima aparición televisiva, Cooper lo revelaría ante millones de televidentes en menoscabo de los magos de verdad que usaban dichos aparatos en sus actos sin revelarlos, que es como se debe hacer la magia.
Hubo otros actos de magos torpes, tal como Kolh and Company, cuyo acto puedes ver aquí:
A estos hasta los contrataban en los congresos de magia mientras duró la novedad de lo que hacían y fueron admirados por muchos magos más que despistados que no se dan cuenta del mal que hace la promoción de esta imagen estereotipada del mago.
Por suerte, algo cambió. Creo que fue la aparición de magos como Doug Henning y David Copperfield quienes se convirtieron en grandes negocios para los medios de comunicación y entonces incluso hicieron películas en las cuales los magos ya no los mostraban como bufones, como habían hecho hasta entonces, sino que eran ahora personajes admirables y protagonistas de interesantes historias como se ve en los filmes El ilusionista y El prestigio (también llamada El gran truco en algunos países) y Los ilusionistas: nada es lo que parece. Estas tres películas muestran a los magos como personajes interesantes y admirables, como debe ser, y no como los payasos que me tocó sufrir durante muchos años de mi juventud y temprana adultez.
Los gestores de la televisión por cable con cientos de canales y programación de 24 horas, 365 días al año, se dieron cuenta de que era mucho mejor buscar buenos magos para producir programas de éxito como los de Chris Angel, Dynamo, etc. y la imagen del mago torpe e inútil desapareció, no porque esos productores fueran buenas personas sino porque vieron que podían ganar dinero con magos competentes y que, entonces, no podían echarse tierra encima ellos mismos perpetuando la imagen estereotipada del mago bufón.
Nos toca ahora a nosotros velar porque la imagen del mago inútil y torpe desaparezca completamente y esto lo podemos hacer, únicamente, si velamos que nuestro trabajo tenga la calidad artística que tiene que tener.
BOLETÍN ENIGMÁTICO No. 94
Miércoles, 20 de marzo, 2024